Incertidumbre y resiliencia son las dos palabras que se me vienen a la mente cuando pienso en el Perú de hoy, mayo de 2021. En medio de una pandemia que ha azotado al mundo entero, pero que en nuestro caso, también ha puesto en evidencia la falta de capacidad del Estado como gestor del bienestar de sus ciudadanos, los peruanos en poco tiempo debemos decidir el futuro del país.
El resultado de la primera vuelta electoral dió como claro ganador al ausentismo con casi un 30% de los votantes hábiles y demostró que ninguna propuesta política cuenta con más del 19% de apoyo popular. Hoy el país se divide, por un lado entre aquellos que quieren un corte con el pasado y un cambio radical y por otro, en la economía capitalista, a pesar de que la candidata que representa dicho modelo tiene serias cuentas por aclarar.
Ante la incógnita y las consecuencias que podrían presentarse, especialmente con un triunfo de la izquierda, muchos peruanos temen por el desplome del valor de sus bienes, por la estabilidad de sus ahorros y por el futuro de sus negocios.
El temor, bien fundado a mi parecer, se basa tanto en los estragos catastróficos que nos continúa causando la pandemia, en las posibles medidas populistas que el nuevo gobierno pudiere tomar, como también por la devaluación descontrolada de la moneda nacional, la caída del valor de inmuebles, y el bajo rendimiento de la gran mayoría de la industria y los negocios medianos y pequeños.
Así como los conocidos viajes al exterior de más de 20,000 peruanos durante el mes pasado en busca de vacunas contra el Covid-19, aquellos que tienen ahorros, bienes o negocios, se movilizan en busca de plazas seguras en el extranjero en las cuales puedan salvaguardar los frutos de su trabajo y el futuro de sus familias.
Sin duda alguna, tal como buscaron posibilidades de vacunación en las ciudades de Miami, Houston o Los Ángeles, los peruanos también buscan principalmente en los Estados Unidos opciones de ahorro, inversión, estudio para sus hijos y hasta de migración formal en estos momentos de incertidumbre y amenaza real de crisis económica o política.
Y no se equivocan, dado que es ese el país que muestra la recuperación más rápida a nivel global de los estragos económicos causados por la pandemia; ofrece múltiples oportunidades de inversión, y no tiene limitación alguna para aquellos que desean salvaguardar su capital, inclusive contando con instituciones financieras plenamente acreditadas, que trabajan con extranjeros sin requerir presencia física de los interesados, tanto para abrir cuentas de ahorros, como para solicitar préstamos hipotecarios que permitan apalancar inversiones en bienes raíces.
Es momento de tener paciencia, de pensar con la cabeza y no con el corazón, y tomar todas las precauciones posibles para afrontar situaciones inciertas, recordando que la historia evidencia la resiliencia de los peruanos y su capacidad de levantarse después de las múltiples caídas que nuestro pueblo ha sufrido.
Esperemos que venga lo mejor y lo que los peruanos merecen.